Las estadísticas “zombis”

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El término “estadísticas zombis” es utilizado en economía, área en la que me considero un auténtico iletrado, pero donde supongo que partir de datos incorrectos, puede conducir a una auténtica debacle. Los datos e informaciones no del todo veraces circulan libremente por la red, algo similar relata John Quiggin en su libro ” Zombie economics: how dead ideas still walk among us” sobre ideas pasadas y sus consecuencias en la economía. Los datos en internet sobreviven a los tiempos y los más obsoletos conviven, al mismo nivel, con los más actuales… quizá sea esta la gran asignatura pendiente de la red.

Partir de datos erróneos en prevención de riesgos puede ser fatal, y nos puede llevar a plantear medidas para riesgos inexistentes, o no plantearlas para los riesgos que si existen, lo que claramente sería peor. Hoy en día, otra cosa no, pero congresos, jornadas y conferencias, hay unas cuantas al cabo del día, y resulta práctica habitual comenzar una presentación, casi de cualquier tipo, mostrando una serie de datos acerca del tema que se va a plantear.

Esto, ciertamente resulta muy razonable, es una forma eficaz de mostrar la magnitud de la cuestión que se va a abordar, pero hay que tener en cuenta algo importante: esa información es eficaz en ese momento y en esa situación. Casi de forma instantánea esos datos, en forma de tablas o gráficas, pasan a la red, y se convierten de dominio público, con el tiempo se reutilizan, se manipulan, se corrigen, pero sobretodo se desactualizan…, pero ahí siguen, en ese universo paralelo que convive con nosotros que es internet, esperando el día en que alguien pueda hacer un “copia – pega” y lo coloque en alguna de sus primeras diapositivas o “slides” como se dicen ahora.

Opi1El tiempo hace que ciertos datos se conviertan, no por su rigor, sino por la cantidad de veces que se repiten, en un auténtico “dogma de fe” de cualquier tema, pero si se analizan con detenimiento, y con buena voluntad, su provecho es más bien poco. Quedarse únicamente con la cifra de que entre el 10 y el 25% de los accidentes de tráfico tienen que ver con la vía, sin más análisis que el estrictamente numérico, es algo tan baladí que resulta inútil y puede resultar peligroso… imagínense al político de turno que reparte la partida presupuestaria sobre seguridad vial en función de estos porcentajes, u otros que haya podido pescar en la red.

Hay frases muy generales que aunque sirven para enmarcar una serie de situaciones, es imposible que se mantengan año tras año, y suelen empezar por “uno de cada tres accidentes…”, “la mitad de las víctimas…”, “casi cuatro de cada cinco…”, generalizar todo con la idea de que sea más entendible, puede estar bien para un titular de periódico, pero no es riguroso en un entorno técnico. Dicho de otra forma, y quizá debería haber empezado por aquí, un conferenciante no puede, o al menos no debe, usar la misma transparencia sobre datos en una ponencia en el año 2004 y volver a utilizarla 10 años más tarde en otra jornada, que es lo que he tenido ocasión de ver hace pocos días.

Los números, y jugar con ellos, dan grandes titulares, pero para tomar decisiones acertadas hay que partir de datos fiables. En los años 80, quizá se acuerden, 9 de cada 10 dentistas recomendaban los chicles sin azúcar, ¿se mantendrá hoy en día ese porcentaje? Si busca esta información en internet parece ser que sí…