Oviedo ya tiene una y Santander instalará en breve dos más. Analizamos estas glorietas pensadas para evitar accidentes y otras maravillas como L’ Place de l’Étoile y la Magic Rondabout de Swindon.
El Colacao Turbo es como el de toda la vida, pero sin grumitos. Vale, entonces, ¿las turbo rotondas? Pues como las glorietas de siempre, pero…con menos accidentes. Eso es, al menos, es lo que persiguen estas curiosas intersecciones, propuestas a finales de los 90 del siglo pasado por el profesor Lambertus Fortuijn. En su Holanda natal hay instaladas más de 300. A España empiezan a llegar ahora. Veinte años más tarde. A su ritmo. En Oviedo, por ejemplo, ya se ha inaugurado una. Santander ha anunciado que pondrá dos más. Con calma, que ya sabemos que las rotondas nos ponen nerviosos.
En el País vasco, por el momento no parece que vayamos a disfrutarlas. Los ayuntamientos de Vitoria y Bilbao no se plantean utilizarlas, aunque sí toman otras medidas de calmado de tráfico.
Pero vamos a ver lo que son y cómo funcionan. En esencia una turbo rotonda no es más que una glorieta de dos carriles en la que se deja el exterior para seguir de frente o ir a la derecha y el interior para ir a la izquierda o hacer un cambio de sentido. Su particularidad es que el conductor debe ponerse en la vía correcta antes de acceder al giro porque una vez dentro tendrá que completarlo, no hay opción al cambio, y tendrá que seguir por su carril hasta el final. De esta forma se impiden esos peligrosos y casi ciegos cambios de carril en mitad de la rotonda. Además existen menos puntos de posible colisión, y como también se fuerza una reducción de la velocidad, se logra bajar el número de accidentes. Donde están en marcha, la estadística habla de un 80% menos de golpes.
MÁS SENCILLO Y BARATO
Vitoria opta por un pintado especial en las rotondas
Aunque no hay turbo rotondas en el País Vasco, en Vitoria sí existe una variante intermedia entre estas y las glorietas tradicionales. Frente a Telefónica y en el Bulevar de Mariturri, en vías de tres carrilles, se ha optado por un repintado que obliga a reducir la velocidad y limita los carriles desde los que se puede girar a la izquiera. Algo así como una miniturborotonda, vamos.
La idea es parecida a la del ingenio de Fortuijn , pero mucho más barata. También parcial, claro. Con algo tan sencillo y rápido como pintar una línea continua dentro de la rotonda se reserva el carril de derecha para los coches que van de frente o girarán a la derecha. Además, también con pintura, la entrada a la propia rotonda se ha estrechado ligeramente, lo que produce un efecto visual que lleva a reducir la velocidad y extremar la atención. Una ingeniosa manera de evitar inversiones mucho más costosas.
¿Sencillo verdad? La idea es la siguiente. El conductor debe adelantarse a la maniobra y colocarse en el carril adecuado antes de llegar a la glorieta. No es nada nuevo. Esto ya deberíamos realizarlo así. El problema es que no lo hacemos y nos cruzamos de cualquier modo. Como ya habrá intuido tienen un problema. ¿Qué pasa si no sabe que dirección tomar en la rotonda? La implantación de las turbo rotondas necesariamente implica una mejora de la señalización, ya que el tráfico reclamará conocer con antelación la salida por la que abandonaremos la intersección circular. Esta inversión extra está haciendo que algunos ayuntamientos descarten colocarlas. Igualmente hay un debate, un tanto artificial, sobre sí son realmente efectivas. Por lo demás, las normas son las mismas que en las actuales. Siempre tiene prioridad el coche que está dentro de la rotonda. Es decir, se cede el paso al incorporarse. Nunca dentro. Sencillo sobre el papel, pero extrañamente obtuso para implementarlo.
Y es que las rotondas tiene algo que nos cuesta interiorizar. Mira que es una solución redonda, pero en el mismo momento en que a alguien se le ocurrió convertir un cruce en una curva fue como si retirara la clave de bóveda de la conducción. Es tan curioso esto de las rotondas que el primero en hacer una no sabía ni que la había inventado. En realidad, el tráfico era lo de menos. Buscaba resaltar la construcción del centro de la plaza. ¿Sabes cuál fue la primera intersección circular? Al menos la primera famosa y reconocible. El Circus de Bath no es tan conocido. Pues uno de los puntos más visitados del planeta. Está en pleno corazón de la ciudad de la luz. Y, cómo no, es un absoluto caos circulatorio. Se trata de la L’ Place de l’Étoile -hoy plaza Charles De Gaulle- que rodea el Arco del Triunfo de París. Eso sí, rivaliza, porque se debate sobre el año en el que se reguló realmente el tráfico rodado por la zona, con el Columbus Circle neoyorquino. La confluencia de Broadway con la Octava avenida en el vértice suroeste de Central Park. Otro punto por el que casi no pasan turistas. Millones de ellos queremos decir.
Cuando se asfaltaron estos preciosos lugares ni se sabía lo que era o sería una rotonda. Oficialmente se considera que el uso generalizado de las rotondas modernas no se expande hasta la década de los sesenta del siglo XX cuando una consultora ligada al gobierno británico diseñó su implantación en las islas. En España, muchos recordamos el shock que era ver pasar a los ciclistas del Tour de Francia por aquellos donut que estaban por todas partes y que aquí casi ni conocíamos. Salvo en Vitoria, claro, pionera en su introducción. Según se acercaba el fin de siglo, comenzaron a brotar en los pueblos rotondas como setas. En algunos casos, sin mucho sentido. Y la gente no tardó en bromear con que «en algún sitio había que poner las esculturas de dudosa factura». Toda una patata caliente para localidades como Amorebieta.
No obstante, nuestras rotondas son de lo más sosas si se comparan con otros ejemplos que podemos hallar en Europa. Existen cosas que no podrías imaginar. La rotonda mágica de Swindon, por ejemplo, en Inglaterra, es una de las más demenciales construcciones. Es una gran glorieta en la que hay cinco pequeñas rotondas a su alrededor. Los giros pequeños se hacen en el sentido de las agujas del reloj, como lo haría instintivamente un conductor británico, pero la vuelta interior, se hace al estilo europeo, hacia la izquierda. Las fotos son impresionantes, pero yo me he mareado solo con verlas.