Es la última moda, ya no hace falta parar a nadie por la calle para pedirle que te haga una foto delante de algún monumento, ahora cada uno se hace su foto donde quiere y como quiere. Normalmente son fotos alegres, muy dinámicas y sobretodo pensadas para compartir. ¿Por qué se han puesto tan de moda?, ¿Por qué gustan tanto? … aquí van algunas pautas que explican el fenómeno.
- El fotógrafo eres tú mismo.
¿Con quién vas a tener más confianza que contigo mismo?, no necesitas poner cara de guapo ni de feo, no tienes que gustarle al fotógrafo, no tienes que aguantar a nadie que te diga… ¡sonríe!, en definitiva, eres libre para poner la cara que quieras, tú mismo la juzgaras segundos después, y si no te gusta, pues la borras y haces otra.
- Estas de buen humor.
Nadie se hace un selfie cuando está de mala uva, si representásemos en una gráfica los estados de humor de una persona a lo largo del día, los puntos más altos (mejor humor) seguro que coinciden con los momentos en que nos hacemos estas fotos. Esto se refleja en nuestro rostro, y por supuesto, en nuestro selfie.
- Piensas en los demás.
Cuando te estás haciendo un selfie ya sabes a quien se lo vas a enviar, lo tienes en la cabeza, piensas en la cara que va a poner cuando lo reciba, y hasta puedes adivinar lo que va a decir, a lo mejor esperas la respuesta que te va a dar con otro selfie
- Te ves en todo momento.
Puedes corregir tu gesto, tu postura, el enfoque, lo que tienes detrás… ¿qué más quieres? Siempre saldrá perfecta. Cuando te estás haciendo una foto estableces un diálogo contigo mismo a través de tu Smartphone, tú te preguntas y tú te contestas…
- Tus músculos faciales relajados
En un selfie, toda la tensión está en el brazo con el que sujetas el Smartphone, por lo tanto, no te preocupas de tener la cara en tensión, forzando una sonrisa o cualquier otro gesto
