Diciembre es el mes de los niños. Ellos son los grandes protagonistas y para ellos es el tiempo. Toca divertirse, jugar hasta caer exhaustos y exprimir al límite los ratos en familia. Hay mucho tiempo libre que llenar –sí, sobre todo para ellos-. Así es que si tenéis algunas ideas, pero pensáis que os van a faltar propuestas para nutrir sus vacaciones, Tráfico y Tránsito os propone: iniciarles en la seguridad vial. ¿Que si es divertido? ¿A qué niñ@ no le gusta jugar a los coches, lo pilote Barbie o el último superhéroe de la ‘tele’? Y, ¿cuál no se divierte imitando a los mayores? Pues, eso. Además, lo que aprendan, jugando, les calará hondo cuando, de verdad, sean mayores. ¿Convencidos?
Diversión, juego en familia y aprendizaje. Aprovechemos que tenemos a Sus Majestades los Reyes como aliados y que, por mayores, tenemos más práctica, y vamos a mostrarles el lado más divertido de la educación vial. A los niños les encanta imitar y en los estantes y tiendas de juguetes hay algunas propuestas interesantes con las que meterse en la piel de los adultos mientras aprenden a comportarse como peatones responsables y, por supuesto, expertos conductores.
Nos hemos dado una vuelta por la sección de juegos y hemos encontrado algunas ideas para animar a los niños y niñas a que, este año, incluyan en su lista de deseos una ayudita para enseñarles a moverse solos y seguros por la ciudad. Desde juguetes sobre seguridad vial a excursiones a parques de educación vial infantil pasando por cuentos lúdicos y divulgativos.
Estamos convencidos de que propuestas hay más, pero allá van algunas de ellas.
Como verdaderos conductores (y peatones)
Hay marcas, como Feber, que apuestan por el aprendizaje por imitación con artículos que, a ‘escala-niño’, son réplicas en miniatura de lo que utilizamos de mayores. Así, disponen de una amplia flota de coches de diferentes tamaños, para distintas edades y de temáticas diversas. Hay todoterrenos, turismos, coches de carreras, motos, deportivos, vehículos con un único asiento, con asiento de copiloto…

Este tipo de juguetes se presta a la diversión recreando el mundo real. Dibujar un circuito en un parque, con paso de cebra incluido, y recorrerlo subido en un coche ‘de verdad’ puede ser una manera estimulante de aprender ciertos comportamientos de seguridad vial como el uso del cinturón de seguridad, la precaución del conductor con el resto de personas que circulan por vía y aceras, el papel del copiloto o la necesidad de utilizar el casco si la moto o la bicicleta son la elección.
Puestos a que los mas pequeños se metan en el rol de sus padres, en tiendas físicas y online Sus Majestades de Oriente pueden encontrar hasta señales y semáforos a su altura. Así, firmas como Klein disponen de juegos de señales de plástico, en este caso de 72 centímetros de altura, para que desde muy pequeños reconozcan cómo se indica girar a la derecha, parar o ceder el paso. Smoby, por ejemplo, cuenta con un semáforo luminoso con pantalla para coches y peatones, indicado a partir de los 3 años, de 70 centímetros de alto. Insertar estos elementos en una jornada de juegos al aire libre puede ser muy divertido y provechoso si, como guardia de tráfico y supervisor de que las normas se cumplen, hay un adulto dispuesto a jugar.
Si la alternativa es quedarse en casa, en el mercado hay réplicas aún más pequeñas con las que poner orden y seguridad vial a la circulación de los coches del cajón de los juguetes. Así, hemos encontrado pequeños semáforos como el Comic-Cars! Traffic Lights de Imaginarium, con luz y sonido y sincronizado para peatones y vehículos. Mide 19 cms. Y, de este tipo de señales, hay mucho donde elegir. Entre otras, la marca Goula (Diset), por ejemplo, vende sacos de 16 señales de madera integradas dentro de un juego de educación vial y Small Foot Company ofrece packs de 18 piezas en miniatura.

Las alfombras estampadas con carreteras, calles, pasos de peatones e intersecciones son un clásico que se presta a convertir una tarde de frío y lluvia en una divertida sesión de juego, aprendizaje y calcetines en el salón de casa. Sobre este artículo, hay muchos y de diferentes dimensiones. Nos gusta, por ejemplo, el circuito Roads&Play de Imaginarium que, si bien no es una alfombra exactamente, es un puzzle de gran tamaño que recrea un recorrido. Es reversible y por una de sus caras permite a los niños pintar los elementos del dibujo. Colorear es una manera de fijar ideas, también cuando estas hablan de seguridad vial y señales de tráfico.
Si buscamos peatones, Playmobil dedica una de sus cajas de la colección City Life a la seguridad vial. Además, está especialmente dedicada a los más pequeños porque los protagonistas son dos niños. Un muñeco adulto es el encargado de impartirles una clase de educación vial con señales, cascos, conos, bicis y hasta aparcamiento para bicicletas.

En el ‘pasillo’ de los juegos hay menos done elegir si lo que buscamos es adiestrar a los chavales en las normas de circulación. Entre las alternativas, encontramos Clementoni Cars 2. Tarjetas y fichas para encajar enseñan las señales de tráfico a niños de entre 4 y 6 años. Otros candidatos a figurar en la correspondencia a los Reyes son los Tableros Imán Miniland sobre educación vial. El juego muestra diferentes escenas de la vida cotidiana en el entorno urbano. Sin embargo, lo hace de forma errónea de manera que, cuando se identifica el fallo, se puede corregir con viñetas magnéticas que indican el comportamiento correcto.
Entre juegos y juguetes, no está de más reservar un espacio para los libros y los cuentos. Es en esta sección donde las opciones para aprender sobre seguridad vial se multiplican. Hay muchos títulos sugerentes con los que más pequeños, sean de la edad que sean, recibirán interesantes lecciones viales sin dejar de vivir fascinantes aventuras.
Entre la larga lista de títulos podemos encontrar: ‘Menudo atasco’ o ‘El transporte al dedillo’, de la editorial Combel, para niños de 4 y 3 años; ‘En el país de las señales’, de Editorial Pons; ‘Blancanieves en la ciudad’, de Anaya, sobre una princesa de cuento de hadas que por primera vez se topa con un semáforo, o ‘Conducir es fácil’, de la Editorial A Buen Paso, que imparte clases de ‘conducción’ sin olvidarse de las prácticas. La enumeración, sin duda, da para un post en exclusiva (nos lo apuntamos).
Como haga frío o haga sol diciembre no es solo para quedarse en casa; sirva de plan final para llenar las próximas vacaciones una escapada con la que, seguro, se meterán de lleno en el rol de los adultos. Repartidos por la geografía nacional hay circuitos de educación vial que hoy día forman parte de las rutas escolares pero que también abren sus puertas a los niños y sus mayores fuera de los horarios lectivos.

Un ejemplo es el centro madrileño PequeVial. Este parque de educación vial infantil pone a disposición de los pequeños a partir de los 3 años diferentes zonas educativas para aprender, jugando, a disfrutar de su entorno, a respetarlo y a moverse en él con seguridad. En las aulas, profesionales de la seguridad vial imparten de manera lúdica y atractiva las nociones teóricas más relevantes. En el circuito de mini-coches, con semáforos, balizas, cruces, pasos de peatones… los ‘alumnos’, metidos en el juego y sin apenas darse cuenta, ponen en práctica lo aprendido.
Entonces, ¿les proponemos a los Reyes jugar a la seguridad vial? Pero, no vale mirar, también hay que participar. Será divertido.