Dime cómo te comportas y te diré qué conductor eres. Tipo 1: El conductor agresivo

Si le pidieran que usara una sola palabra para definirse al volante, sería… ¿La agresividad es el rasgo que le define cuando rueda sobre el asfalto? ¿Adopta una actitud sumisa en carretera? ¿Es de esa clase de personas impacientes y de claxon débil o, por el contrario, prefiere empatizar con el que lleva delante, detrás, a un lado y a otro para ‘lucir’ los buenos modales que recibió en educación vial?

2016 no ha hecho más que empezar y con él Tráfico y Tránsito estrena su serie de artículos ‘Dime cómo te comportas y te diré qué tipo de conductor eres’. Con ella, desgranaremos cuáles son algunas de las personalidades más frecuentes al volante y repasaremos ciertas normas de seguridad vial para mejorar nuestra experiencia en coche.

Cada mes nos detendremos en un tipo de conductor. Trataremos de buscar los rasgos más descriptivos de su personalidad en carretera y la manera en que estos definen su conducta a la hora de conducir y comportarse frente al resto de vehículos. También veremos qué riesgos o accidentes se asocian de forma más directa a cada clase de conductor y cuáles son algunas de las pautas a tener en cuenta tanto si nos cruzamos con un determinado tipo o si somos nosotros mismos los que encajamos en ese apartado de la clasificación. Ojo que las etiquetas no son estancas y puede que, según nos hayamos levantado, un día pertenezcamos a un tipo y a la mañana siguiente al que es todo lo contrario.

Con esta serie no pretendemos señalar a nadie con el dedo. Simplemente identificaremos patrones de comportamiento, con las generalidades que ello conlleva, y pondremos el acento en aquellas conductas que suponen un riesgo para la circulación y la seguridad del tráfico. Así es que relájense y disfruten del viaje porque aprender, aprenderemos. Al fin y al cabo la carretera es un entorno social más, lleno de personajes que, de una forma u otra, están llamados a relacionarse y, en la medida de lo posible, a entenderse.

Al margen de los que nosotros tengamos identificados en nuestra cabeza, si uno busca ‘tipos de conductor’, podemos encontrar más de una lista. Una de ella es la que el pasado verano publicó la London School of Economics and Political Science (LSE) junto con Goodyear dentro de un estudio sobre cursos sobre seguridad vial. En ella identificaron siete tipos: el profesor, el sabelotodo, el competitivo, el justiciero, el filósofo, el evasivo y el fugitivo. Bueno, tomaremos de referencia esta y otras listas para elaborar la nuestra propia. Y el perfil del conductor agresivo es quien la inaugura este enero. Permítannos si, en ocasiones, nos lo tomamos con cierto sentido del humor.

El conductor agresivo

Los pilotos agresivos son aquellos que no cogen el volante, lo empuñan. Para ellos la carretera parece tener nombre y apellidos y, ‘casualmente’, coinciden con los de su carnet de conducir. Dueños del asfalto que pisan, no están dispuestos a permitir que nadie se interponga en su camino. La coreografía la tienen clara, si yo paso, los coches se abren en abanico hacia los lados. El aliento sobre la nunca de quien va delante, bastará para apartarle. Y cuidado con pretender adelantarle, acelerar para impedir la ‘osadía’, increpar desde su vehículo o cerrar el paso para dejar claro que esa opción ni la considere son su respuesta a la voluntad del contrario.

Bromas a un lado, un comportamiento agresivo en la conducción entraña múltiples riesgos. La impaciencia, la falta de respeto hacia aquellos con los que comparte vía, la agresividad y la facilidad para generar conflicto, disputa y ofensa hacia el otro hacen que la experiencia de la conducción no solo sea estresante, enervante e incómoda sino, además, premeditadamente peligrosa e irresponsable para conductores pero también para peatones. Porque, ¿quién no baja la cabeza en señal de vergüenza ajena cuando ve que alguien, voz en grito, se baja del coche para regalar insultos, al tiempo que rompe la marcha normal del tráfico?

Circular a gran velocidad, mostrarse violentos por cualquier motivo y, por supuesto, no respetar a distancia de seguridad son algunas acciones que definen a este tipo de conductores. Conductas que multiplican de manera evidente las opciones a generar accidentes de tráfico. El clima que ocasiona un comportamiento así dificulta e incluso bloquea la atención y la capacidad de reacción tanto del que sufre sus malos modos como del que los muestra fruto de su carácter impulsivo y falta de autocontrol.

Los atascos, el estrés, la tensión, la falta de aparcamiento, como también el alcohol o las drogas pueden influir en alimentar la agresividad de un conductor de este tipo. El hecho de contar con un vehículo que sirve de coraza o escudo le favorece en su conducta.

La distancia de seguridad, su talón de Aquiles

Buena parte de los accidentes en los que se ve involucrado este tipo de conductores se debe a no respetar la distancia de seguridad. Una distancia que reducen de manera considerable, bien para adoptar así una pose más intimidatoria, bien para obligar al coche que va delante a darle paso.

Una acción así significa, ante cualquier imprevisto, sumarle puntos a la probabilidad de un choque por alcance o una colisión en cadena. Más teniendo en cuenta que si uno se ocupa en la ira pierde el foco y no la preocupa en otras atenciones, por lo que, sin duda, baja su nivel de alerta. Y es que es posible que la calzada esté mojada, que la velocidad sea excesiva y el frenazo inminente y para eso, qué duda cabe que lo menos recomendable es estar alterado y, con ello, alterar al resto.

Tengan en cuenta estos datos. En 2013, por ejemplo, casi uno de cada cinco accidentes con algún tipo de víctima fue un alcance, típico accidente producido por una distancia inadecuada de seguridad. Se registraron 16789 accidentes.

Y, ¿cuál es la distancia de seguridad aconsejable? Mantener una distancia de dos a tres segundos. Tiempo suficiente para una frenada de emergencia. Meteorología, atención y velocidad son factores a tener en cuenta a la hora de incrementar esta separación entre vehículos.

 ¿Cómo calcular esta distancia? Un truco es calcular el tiempo que transcurre desde que el coche que va delante pasa por un punto fijo, por ejemplo, una señal, y pasamos nosotros. Si es entre dos y tres segundos, la distancia es adecuada. Podemos contar ciento uno, ciento dos…

 Es habitual que entre las malas conductas de un piloto agresivo esté la de impedir que otros coches ejerzan su voluntad. Responder a quien desea adelantarles con cambios bruscos de velocidad para impedir esta acción es poner en alto riesgo a aquellos que circulan por esta vía. Los malos modos no son bienvenidos y, de nuevo aquí, la distancia de seguridad juega un papel importante. Respetándola preservamos la seguridad en la maniobra de adelantamiento y garantizamos un mayor campo de visión que nos permitirá reaccionar en situaciones no previstas, como vehículos que vienen de frente, peatones que atraviesan la calzada, animales que se cruzan, obstáculos que no contemplábamos, frenazos inesperados…

Y aquí la valoración que Tráfico y Transito hace de este perfil de conductor. Son puntuaciones del 1 al 5 que otorgamos a partir de los diferentes comportamiento en carretera y del análisis de una serie de parámetros, los mismos para todos los perfiles que someteremos a examen en nuestra serie: ‘Dime cómo te comportas y te diré que tipo de conductor eres’.

Perfil agresivo Tráfico y Tránsito

Vistos algunos de los accidentes más comunes en los que los conductores agresivos se ven envueltos, sólo basta decir: respiren hondo, relájense y disfruten y hagan disfrutar al resto de un recorrido sin nombre y apellidos.

Si le ha interesado este artículo quizás le interese echar un vistazo a nuestros programas de formación en seguridad vial.