Del radar de los años 50 a los últimos dispositivos de control de velocidad

Pisar el acelerador cuando el asfalto se pone a nuestros pies resulta tentador, sin embargo, la velocidad es, sin dudarlo, un arma de doble filo. Diseminar las carreteras con radares fue una de las maneras que se puso en marcha para ponerle freno a la tentación. Pero, ¿cuándo se empezó a controlar la velocidad con radar?  Bryce K. Brown de Decatur Electronics es el nombre que viene asociado al primer radar, inventado en 1954 y que, un mes más tarde, se puso en uso por primera vez en Chicago.

Evolución del radar de velocidad
La velocidad en carretera está sometida al control de radares cada vez más versátiles y precisos

No es tanto el tiempo que ha transcurrido desde aquel primer dispositivo que sometería la velocidad a su control. Apenas 62 años. Algo más de 40 para España. Al no tener un parque móvil tan consistente ni aún un afán destacado y consumista por los coches, la medida no apremiaba.

Más tarde o más temprano, poco ha sido el tiempo transcurrido y, sin embargo, mucha ha sido la evolución que han experimentado los radares. Y es que son cada vez más precisos, cada vez más versátiles, y ya capaces, incluso, de colarse en nuestros vehículos como si el habitáculo y todo lo que ocurre dentro estuviera sometido al ojo del Gran Hermano.

En la pasada víspera de Semana Santa los controles de tráfico volvían a ser el centro de atención de los medios de comunicación y en el blog de Tráfico y Tránsito nos hacíamos eco con el post: ¿Llevas puesto el cinturón de seguridad? Las cámaras nos vigilan. Ya sabemos que en la actualidad los radares no solo están para impedir accidentes de tráfico ocasionados por no cumplir con los límites de velocidad establecido. También están para evitar otro tipo de infracciones como no llevar puesto el cinturón de seguridad, no hacer uso de los sistemas de retención infantil (SRI) o no utilizar la sillita que corresponde.

Para tal fin, en marzo de 2016 la DGT y la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil pusieron en marcha una campaña de seguridad vial con la que colocaron tres cámaras de prueba en la A-1, A-2 y A-3 de Madrid. Tras la prueba, la previsión era instalar un total de 270 de estos dispositivos repartidos entre carreteras convencionales y vías de alta ocupación. ¿Objetivos? Entre ellos, reducir el número de fallecidos en accidente de carretera por no usar el cinturón de seguridad. ¿Sanción? 200 euros de multa y 3 puntos de carné por no llevarlo puesto. Sin excusa, sale en la foto y, por la definición de las imágenes, sin dejar lugar a dudas.

Los primeros radares en España, entonces limitados a 150 km/h, se instalaron a comienzos de los años 70. Se trataba de un dispositivo compuesto por dos unidades sincronizadas: un radar y un fotocontrol. El último registraba la fecha, la hora y la velocidad del vehículo, en datos que en algunos casos se tomaban a mano.

¿Qué produjo el salto de los 12 radares con los que se empezó a trabajar en España en 1970 a los más de 800 que cubren hoy nuestra geografía y son controlados por la DGT, al margen de los que gestiona Cataluña o el País Vasco? Que España dio un salto económico notable, que el sistema de bienestar entró en la vida de los españoles y que se despertó el interés por los vehículos siendo cada vez más numerosos, cada vez más potentes.

La siniestralidad no se hizo esperar. Así en la década de los 90 creció notablemente el número de accidentes de tráfico, proliferaron las sanciones a quienes se saltaban las normas y los dispositivos y mecanismos para controlar a los conductores también se diversificaron.

Los radares de nuestros días

Nuestro comportamiento en carretera hoy está bajo la supervisión de distintos tipos de radar, así como de otros sistemas de control. Fijos, de tramo, aéreos, móviles, multicarril, en semáforos, inteligentes… Estos son algunos de ellos:

  • Radares fijos: Se han modernizado hasta el punto de conseguir registrar a la vez la velocidad a la que transitan varios vehículos por diferentes carriles.
  • Radares de tramo: Calculan la velocidad media de un punto a otro. Muy eficaces. Se sitúan en autovías aunque también en carreters secundarias.
  • Radar Pegasus: Es el radar más eficaz que emplea la DGT. Se instalan en helicópteros y en España cada Centro de Gestión del Tráfico dispone de uno. Se prevé que todos los helicópteros de los que dispone la DGT acabe teniendo uno.
  • Radar inteligente: Este radar es capaz de detectar el tipo de vehículo (turismo, moto, furgoneta…) a través de la matrícula comparándola con la base de datos de Tráfico. De esta manera le aplicará los límites de velocidad que le corresponda.
  • Radar invisible o indetectable: Se instala en coche o en cabina, en movimiento o parado y es capaz de controlar hasta 6 carriles a la vez. Si está instalado en un vehículo es difícil de reconocer. Para los detectores de radar también es ‘invisible’.
  • Radar para el control del cinturón de seguridad: Ya os hablamos en el blog de Tráfico y Tánsito sobre este sistema con el que, además se controlaba otros aspectos como el uso correcto de los sistemas de retención infantil.