‘Creo que vosotras estáis estrenando los cinturones traseros’, esa fue la frase que me dijo un amigo napolitano cuando fuimos a visitarle el año pasado. Nápoles es una ciudad de tránsito caótico donde sus ciudadanos no se caracterizan por tener las mejores dotes de conducción. Al margen de su particular manera de circular por las rotondas, o de que los pasos de peatones sean deliberadamente ignorados, los cinturones carecen de utilidad para la mayoría; hasta tal punto de que en el coche de estos amigos, que tenía unos cuantos años, nadie había usado antes el cinturón.
Aquel comentario me dejó tan marcada que aún lo recuerdo porque me parecía inviable un pensamiento así en el siglo XXI y viniendo de un país como España donde estamos más que acostumbrados a escuchar la importancia y la necesidad de usar el cinturón en el coche; aunque tampoco aquí esos mensajes hayan calado en todos. A pesar de que a mucha gente nos parezca inconcebible viajar en el coche sin cinturón, los datos apuntan a que aún falta un largo recorrido para que esta sea una práctica sea tomada por costumbres para algunas personas.
Por esta falta de responsabilidad al volante la DGT ha puesto ya en funcionamiento 50 cámaras que vigilarán el correcto uso de los cinturones en los ocupantes de un vehículo. Esta es únicamente la primera serie de un total de 227 cámaras que prevé instalar esta campaña, en autovías y vías secundarias, que durante los dos primeros meses se limitarán a controlar y no a sancionar a las infractores aunque éstos sí recibirán la multa por escrito en su domicilio acompaña de una foto que verifica la falta. El coste, cuando sea aplicable, será de 200 euros e irá acompañado de la retirada de 3 puntos de carnet para el conductor.
Esta es una medida más para tratar de concienciar a la ciudadanía de que no llevar el cinturón es la segunda causa más frecuente de muerte en carreteras después del exceso de velocidad. El año pasado (2016) murieron 1.160 personas de las cuales 161 no hacían uso de los dispositivos de seguridad (cinturón o casco) en el momento del accidente, según apuntan los datos de la DGT.
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