
Con los coches automáticos comenzó a vislumbrarse el fin de las marchas, pero esto no es lo único que podría desaparecer de los vehículos de aquí a unos años. Todos los cambios son progresivos y se van implantando con lentitud, pero ya son varios los que opinan que en poco tiempo serán varios los elementos que desaparezcan de los coches.
Imaginar un futuro sin llaves no resulta complicado, de hecho, ya hay coches que funcionan con tarjetas, al estilo hotel. Los mandos a distancia fueron el principio del fin de las llaves, pues ya no hacía falta usarlas para abrir las puertas aunque, según se pronostica, en un futuro el coche se abrirá y cerrará con el móvil. Una aplicación más, por qué no.
Tampoco cuesta pensar en un futuro sin retrovisores, al menos sin el central. De hecho, hay vehículos que ya incorporan cámaras de vídeo que nos muestran la vista trasera del coche, que se activa al introducir la marcha atrás, muy útil aparcar.

También en peligro de extinción están los reproductores de CD, algo que ya va cayendo en el desuso desde que existe la conexión USB o desde que se puede conectar el móvil.
Pero, ¿quién podría imaginar un futuro sin volante? Pues sí, hasta algo que parece imprescindible a día de hoy en un coche podría desparecer en un futuro con la implantación de los vehículos autónomos.
Algunas cosas suenan descabelladas, pero nadie daría un duro –cuando aún se comerciaba con pesetas– por los elevalunas eléctricos, y sí, los mágicos botoncitos sustituyeron las incómodas manivelas que también pasaron a la historia hace tiempo.