
Recientemente se publicaba en este blog un artículo con aquellos elementos de los coches que a día de hoy consideramos imprescindibles, pero que podrían llegar a desaparecer con el paso del tiempo. Hablábamos de los retrovisores, el freno de mano o incluso del volante… pero hay un factor todavía más importante que el otro día se pasó por alto. Los conductores. Los coches del futuro se proyectan como un elemento totalmente autónomo donde serán prescindibles hasta los conductores.
Una realidad que ya se está poniendo en práctica hoy en día, pues las grandes compañías mundiales como Uber, Google o Apple andan a la carrera de lanzar los primeros prototipos que se comercialicen en el mercado. Aún faltan mejoras y un largo camino hasta que podamos verlos transitar junto al resto de vehículos como una opción más de transporte.
Pero hay algo en lo que muchos no habían pensado, pues las pruebas de estos coches que no necesitan guía se realizan normalmente sobre carreteras señalizadas, sin embargo, los conductores se enfrentan diariamente a multitud de obstáculos y estos vehículos tendrán que aprender a sortearlos.
Ya que estamos en época invernal hablaremos, por ejemplo, de las condiciones climatológicas adversas como la nieve y el hielo, que suponen un grave problema para la conducción en muchos países.
Este es el caso de Rusia donde el ‘Google ruso’ Yandex ha sido el primero en diseñar una flota de taxis autónomos con sistemas GPS capaces de conducir sobre las carreteras nevadas donde no se aprecian las señalizaciones. De momento, sólo es un prototipo sobre coches Prius, pero pretenden materializar esta iniciativa de cara a la próxima década. Será en 2018 cuando los coches, además de autónomos, empiecen a convertirse también en invernales.