
Dice el refranero español que “al mal tiempo buena cara”. Sin embargo, a todos se nos borra la sonrisa cuando tenemos que coger el coche en un día de ventisca. Esos días en los que sólo apetece sofá y manta no son los más indicados para ponernos al volante; pero nuestras obligaciones no entienden de temperaturas.
Precisamente para esos momentos, en los que el termómetro marca grados bajo cero, es importante que los conductores cuenten con las herramientas necesarias y los conocimientos suficientes para poder enfrentarse a una conducción de riesgo.
La primera clave a tener en cuenta sería conducir con suavidad, ya que tanto la nieve como el hielo hacen patinar al coche, por lo que cualquier maniobra brusca podría hacernos salir de la carretera o incluso volcar. Reducir la velocidad, mantener las dos manos al volante y los cinco sentidos en la conducción son algunos de los consejos esenciales. Así como el uso de marchas largas para evitar acelerar demasiado.
No obstante, y pesar de conducir con suavidad, podemos sufrir un derrape, tanto de la parte delantera del coche como de la trasera, especialmente en curvas cerradas. Si ocurre lo primero hay que dejar de girar el volante hacia la curva, aunque resulte ilógico, suele enderezar el vehículo y recupera el control. Si se produce un sobreviraje (de la parte trasera) hay que girar en sentido hacia donde esté moviéndose el culo del coche.
Mientras que la nieve es fácil de ver el hielo es complicado de detectar, por eso, hay que tener en cuenta otros factores como la bajada drástica de la temperatura para estar alerta ya que podríamos encontrarnos carreteras heladas. En estos casos las gomas de los neumáticos se endurecen y reducen su adherencia, de ahí la importancia de prestar atención y reducir la velocidad.
Importante también mantener la distancia de seguridad, pues como hemos dicho, el agarre de las ruedas disminuye y necesitamos una frenada más larga. Guardar un margen prudencial puede salvarnos de algún disgusto pues nos permite tener una mayor reacción y movilidad respecto a otros coches; ya que no sólo tenemos que ser previsores con lo que a nosotros nos pueda ocurrir sino también con los que les surjan a otros vehículos.
Es imprescindible tener una buena visibilidad en días en los que seguramente la niebla sea también un obstáculo. Por tanto, hay mantener las lunas limpias y los faros, porque tan importante es ver como que puedan verte bien.