
Con 200 euros de sanción comenzó la polémica. Esa fue la multa impuesta por un agente de la Jefatura de Tráfico de Ourense a un ciclista que circulaba con la luz trasera parpadeante por su propia seguridad.
Una práctica habitual entre los demás ciclistas que no tardaron en posicionarse del lado de su compañero, asegurando, la mayoría, que también ellos la llevan encendida, incluso durante el día, porque aumenta la visibilidad para el resto de vehículos que circulan por la carretera.
Una polémica que trascendió hasta los medios de comunicación y que durante una semana ha disparado las alarmas e indignación en el gremio de ciclistas que no entienden que se promueva el uso de la bicicleta pero que, a su vez, se les castigue por extremar las medidas de precaución, ya que, defienden, la luz parpadeante es mucho más eficaz que la fija.
La Dirección General de Tráfico se ha apresurado a zanjar este tema lanzando un comunicado, publicado en Twitter, en el que se pone de manifiesto que “las luces parpadeantes para bicicletas no pueden ser objeto de denuncia por infracción a la normativa de tráfico y seguridad vial siempre que no produzcan deslumbramiento al resto de usuarios de la vía”.
De esta manera, quedan legalizadas las luces parpadeantes ya que está probado que protegen más y a mayor distancia, a pesar de que, hasta ahora, el uso de esta medida de seguridad se contradecía con las normas.