
En plena pandemia del Coronavirus y dado el estado de alarma declarado por el Gobierno Central, millones de ciudadanos permanecerán durante al menos 15 días en sus casas. La suspensión de las clases y el teletrabajo han hecho posible que muchos no tengan necesidad de pisar la calle, salvo para comprar o ir al médico, y con ello se ha reducido notablemente el tráfico en nuestras calles.
Si bien el uso del coche particular no está especificado en el Real Decreto se entiende que puede ser usado para desplazarnos al lugar de trabajo y regresar a nuestros hogares, para salir a comprar productos de primera necesidad y farmacéuticos, para acudir a entidades financieras, para ir a atender a mayores y menores dependientes, incluidas personas con discapacidad, o por motivos de causa mayor.
Sin embargo, todos estos desplazamientos han de realizarse en solitario, por lo que no estaría permitido que dos o más personas compartieran el coche en ninguno de los casos excepcionales anteriormente mencionados, salvo en el del acompañamiento a centros de salud, siempre que una persona lo necesite y no pueda valerse por sí misma.
Las consecuencias del coronavirus no sólo están afectando a las personas, sino también al sector automovilístico que ha sufrido un desplome en sus ventas y en su producción. El cierre de las fábricas ha provocado los primeros despidos y el reajuste de plantillas que afectarán principalmente a la parte comercial, más que a la mecánica.
Pero toda situación tiene dos lecturas. El confinamiento de las personas y la restricción en el uso de los vehículos también está provocando que los índices de polución estén cayendo, lo cual beneficia a la limpieza del aire y a la reducción del dióxido de nitrógeno. Como dicen, no hay mal que por bien no venga, y si hay una lectura positiva que podemos sacar de esta delicada situación es que en ciudades como Madrid la contaminación está descendiendo a niveles que superan el 35%.