
Estábamos aún en 2019 cuando la Unión Europea comenzó a adoptar medidas para reducir las emisiones de CO2 de turismos y furgonetas. De esta manera, se estudiaron normas más estrictas que ahora, en pleno 2020, ya están a pleno rendimiento, aunque hasta el 2022 no se aplicarán de la forma más estricta.
Sin embargo, las vistas de la UE están puestas en el futuro. 2030 es el año en el que los vehículos nuevos deberán emitir de media un 37,5% menos de CO2 al aire. Aún falta una década para que las fábricas de coches se vayan adaptando a estas modificaciones en los modelos que están por salir al mercado pero, cada vez, se dibuja como una realidad más palpable.
Tras el largo confinamiento que ha venido de la mano del coronavirus el aire se ha ido limpiando al haberse restringido la movilidad de la población. Como ya hemos tratado en otros artículos, ésta ha sido una de las pocas consecuencias positivas que podemos extraer de la situación tan adversa que hemos y estamos atravesando. Y, precisamente en este sentido, el control que ejercerá la UE de cara a las emisiones de los turismos contribuirá al mantenimiento de la descontaminación en la atmósfera.
De esta manera, las fábricas de coches que comercialicen vehículos que superen una media de emisiones de 95 gramos de CO2 serán multadas. Unas sanciones que calculan a 95 euros el gramo por cada vehículo ligero vendido. Con ello, se pretende que, de cara al 2025 y hasta el 2029, los turismos y furgonetas reduzcan las emisiones de CO2 hasta en un 15%, mientras que en 2030 la cantidad reducida tendrá que ser del 31% respecto a los niveles del 2021.
Aún en el 2020 los fabricantes continúan teniendo cierta libertad, pero tendrán que tener las miras puestas en las exigencias que están ya a la vuelta de la esquina en el espacio europeo. Especialmente son las siguientes marcas las que podrían verse más afectadas ante las sanciones anunciadas, Volkswagen, Renault, Mercedes-Benz, Jaguar o Land Rover.
Y hablando de rebajar los niveles de CO2 en la atmósfera, vuelve a salir, de nuevo, el debate de los vehículos eléctricos, cuya emisión es cero, o los híbridos, con menor emisión. Por eso, tanto el Parlamento como el Consejo han acordado incentivar la venta de este tipo de vehículos menos o nada contaminantes.